Michel Chion - El Sonido
Aunque se halle implícito en nuestra más cotidiana y más íntima
experiencia humana y en las artes audiovisuales, sonoras y musicales,
antiguas y contemporáneas, el sonido es un tema nuevo. Pierre
Schaeffer fue quien le dio por primera vez un verdadero estatuto teórico
en tanto que objeto de percepción. Y en el mismo grupo que
creó en 1958, el Grupo de Investigaciones Musicales -un grupo
que inicia actualmente, con un nuevo equipo, su cuarenta aniversario,
y del que fui miembro durante cinco años-, fue donde empecé,
en 1971, los trabajos que han conducido a este libro.
El presente texto, destinado a todos aquellos que se interesan
por el tema, desde cualquier disciplina, no es ni un manual técnico,
ni un tratado, ni un balance -por mucho que reúna, en gran medida,
el fruto de mis investigaciones y de mis experiencias a lo largo
de los últimos veinticinco años-o No puede ser un inventario consensual
de todo lo que se ha escrito sobre el tema con mayor o menor
inconsistencia, que se aproveche de las múltiples ambigüedades
que mantiene el sentido vago de la palabra «sonido». Se trata forzosamente
de un libro comprometido, aunque argumentado, pero también propone toda una serie de oberturas, de proposiciones, de reflexiones
y de conceptos originales. A tal fin, parte del lenguaje, y
es por ello que la palabra creada por Schaeffer, «aculogía» (de «10-
gos»), que yo retomo para redefinirla, me parece la más apropiada
para designar la disciplina que aquí se esboza.
Mi práctica continuada como compositor, intérprete, realizador,
o sound-maker en general (se podría decir en inglés) en la música
concreta, la radio, la televisión, el vídeo, o el cine, también me ha resultado
muy útil. Quiero decir que, en este tema, la separación que
algunos establecen a priori entre una aproximación teórica y una
aproximación práctica me parece artificial.
No estoy solo. Tras la lamentable desaparición de Pierre Schaeffer
en 1995, varios investigadores y artistas, como Rick Altman en
los Estados Unidos, o Claude Bailblé y Fran~ois Bayle en Francia,
entre otros, han abierto, en mi opinión, vías teóricas prometedoras
que no dejo de tener en cuenta. Digamos que aquí me propongo a la
vez una síntesis de lo adquirido y una aproximación personal. Esta
última se puede completar con una de mis obras anteriores, de naturaleza
más literaria y más vagabunda, actualmente agotada y de la
que preparo una reedición: Le promeneur écoutant; así como con
la Guide des objets sonores, publicada por Buchet-Chastel.
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